Se inicia en el mundo de la interpretación a través de talleres regulares de teatro desde los once años. La música y la pintura también ocupan un lugar importante para Alejandro, y su interés
artístico le lleva a formarse paralelamente en esos ámbitos.
Al obtener la Selectividad y su equivalente en el sistema educativo francés (Baccalauréat), adquiere en el Teatro de los Manantiales la Diplomatura LIAM (Laboratorio Internacional del Actor en
Movimiento). Después, con dieciocho años se traslada a Madrid al ser admitido en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), donde finaliza sus estudios en el años 2014, obteniendo así el
Grado de Interpretación Textual.
Desde ese momento emprende un camino con su compañía de creación ‘los números imaginarios’, con la que sigue investigando a día de hoy, cuya línea de trabajo se fundamenta en las bases del teatro
experiencial e inmersivo, capitaneada por Carlos Tuñón. Entre sus montajes destacan La cena del rey Baltasar, Hamlet entre todos, Hijos de Grecia, y Lear, desaparecer.
Al mismo tiempo, Alejandro entra en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Primero formando parte de la cuarta promoción de La Joven, donde entre otros proyectos levantan obras como La villana
de Getafe, dirigida por Roberto Cerdá, y Fuenteovejuna, dirigida por Javier Hernández simón. Y más adelante, perteneciendo al elenco de El castigo sin venganza, bajo la dirección de Helena
Pimenta. La directora decide entonces contar con él para interpretar a Segismundo en La vida es sueño, en la versión de Juan Mayorga. A partir de ahí ha tenido el gusto de trabajar con Miguel del
Arco en La señora y la criada y de meterse en proyectos como Sueño de una noche de verano, dirigido por Bárbara Lluch, y En otro reino extraño y La gran Cenobia, ambos con la dirección de David
Boceta.
Delante de la cámara ha trabajado en la ópera prima de Alex Lora, Unicornios, y ha participado en series como Vis a vis: el oasis, El ministerio del tiempo, Allí abajo, La que se avecina, y
Hospital Valle Norte.